miércoles, 13 de marzo de 2013

Editorial



 Por Carlos Felice


Desde hace un tiempo deseábamos  abrir este debate, los agentes políticos, los referentes, los representantes de nuestra comunidad y seguramente de otras siguen siendo los mismos de hace diez o veinte años, y sin ningún resultado positivo salvo los casos aislados en ProspecPark, y Harrison, tenemos tres representantes a sus respectivos concilios, ello no es producto de ningún trabajo político de los connacionales, más bien obedecen al esfuerzo y simpatías propias de los representantes.
Existen partidos políticos cuyo trabajo debiera estar enraizado con los problemas más álgidos de la comunidad,  pero lamentamos que la realidad sea otra. Los partidos, si los hay no cumplen un rol de organizadores de la comunidad, solo aparecen en tiempos de elecciones, para buscar votos para sus respectivos candidatos ofreciendo lo que no pueden cumplir. Existen otras organizaciones como las hermandades del señor de los milagros, y otras hermandades, que cumplen un papel de organizadores en base a la fe a muchos compatriotas, todo un fenómeno que habría que analizar  pacientemente. Lo real es que las hermandades o los cultores de la fe tienen  más adeptos que las organizaciones que buscan la solución de los problemas que enfrentamos día a día.  No se entienda que estamos en contra de la organización u organizaciones de tipo eclesiástico. Más bien creemos que ellos tienen grandes avances y capacidad de convocatoria, que no tienen otras organizaciones.
También existen otras organizaciones de la comunidad como grupos sociales, departamentales, organizaciones cívicas etc., etc. Sería muy audaz el pensar en un frente, liga, asociación o federación que agrupe a todos estos grupos cada uno con sus programa particular, pero todos con un programa mínimo social de los connacionales en esta parte del norte este de los Estados Unidos.
Sería  posible que nos uniéramos por ejemplo en base a los servicios que presta y debiera prestar el Consulado, seria loable que como comunidad podamos exigir que se nos brinde mayores servicios  como contra parte a las remesas que recibe el Estado peruano de los peruanos en el exterior.
Sería posible tener un departamento legal, no solo para la defensa de los connacionales que infringen las leyes, también para protección de los miles de compatriotas que son vilmente explotados sin ningún tipo de beneficios por las agencias de empleos o trabajos informales de pequeños operadores en el ramo de la construcción, de servicios y el mundo de los restaurantes.
Sería posible dotar de algún tipo de protección a los connacionales que no cuentan con un estatus legal en este país. Ha habido casos que hasta colectas se han hecho para repatriar los restos de algunos connacionales que perecieron trágicamente en accidentes o por enfermedades terminales.
Por otro lado se podría empadronar a los ciudadanos peruanos americanos que puedan ejercer su derecho a voto en las justas por las ciudades donde  somos representativos. Así  sabríamos a cabalidad cuales son nuestras fuerzas y cómo podemos presentarnos a las diferentes instancias de gobierno.
Y como lograríamos el apoyo de estas personas tan maltratadas por los gobiernos de nuestro país y los gobiernos de aquí mismo. Solo existe una receta “En la unión esta la fuerza” Nuestros representantes, si quieren ser nuestros representantes, deben someterse  a un debate democrático y alturado y deben tomar como plataforma única la que el acuerdo de las organizaciones les someta en forma democrática y alturada. Lamentamos que los que se dicen líderes no practiquen la tolerancia, que es una condición natural  de la práctica en el debate de ideas y perspectivas.
De otro lado, Se debiera proponer una comisión para fomentar el liderazgo juvenil  en nuestras organizaciones, brindando cursos especiales de capacitación y desarrollo de los jóvenes que tengan aptitudes para ser los lideres que tanto necesita nuestra comunidad. Necesitamos risas juveniles que nos hagan revivir las esperanzas  que están olvidadas en cualquier rincón de nuestras vidas. No es posible que algunos autoproclamados líderes nos representen en diferentes elecciones y siempre obtengan los peores resultados.
Propongamos un debate serio sobre este tema donde se puedan sentar pericote, perro y gato en una mesa y donde todos practiquen “la tolerancia” que sería pedir lo menos  para lograr  un cambio de la comunidad peruana.

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