Por Carlos Felice
En días
pasados se realizo en un conocido
restaurant un evento que llevaba por
nombre Acto de Solidaridad. Es nuevo este nombre para rescatar algo tan
elemental del ser humano como es el
reconocerse en algo o alguien, en identificarse con alguna causa que el destino
blasfema, en la mejor de las formas del
poeta del que los organizadores tomaron el nombre.
A Cesar
Vallejo, que es el nombre del vate que
los organizadores tomaron para realizar este ACTO SOLIDARIO, le han llamado el
poeta humano, internándose siempre en el dolor, el sufrimiento, la solidaridad
y el amor.
Un pequeño pero significativo acto solidario
para un compañero del arte popular participante en mil eventos para otros, no
puede ser merecedor de cincuenta personas y una aridez artística que al no ser
por verdaderos cultores, porque el ser artista se demuestra, siguiendo,
cultivando y persiguiendo la exposición de lo que propones a la sociedad. A los
que participaron desinteresadamente, nuestra admiración y nuestro compromiso
por seguir creando solidaridad. No podemos entender a los grupos de danzas que
muchas veces danzaron al compas del bombo y la zampoña de Wayra marka. Su
desdén e indiferencia con el dolor de un
compañero que está dando dura lucha por permanecer con esta vida. A los
artistas que dijeron ¡Cuenten conmigo! Pero nunca llegaron, A los que se llaman amantes del Folklore, de
nuestro acervo cultural, de lo más ancestral de nuestra llamada
peruanidad. La conciencia es el más
lapidario de los jueces y el más justiciero heraldo de nuestras soledades.
Vergüenza ajena es lo que siento por aquellos
que se reúnen cotidianamente bajo hermandades, grupos o cuadrillas que se ponen
de gala dizque para rendirle homenaje al Dios principal o a un representante de
él, aquel, es todo poderoso y esto es solo una muestra
para mostrarles cuan solidarios o anti solidarios son. Y
se ponen sus hábitos y sus escapularios, que hasta parecen generales
enfrentados en mil batallas con la muerte, pero no se conduelen por alguien que en verdad la enfrenta en
forma heroica y valiente a esta.
Estas letras son para llamar la atención y sobre
todo a la reflexión de nuestros amigos lectores que pueden o no ser
participantes de los diferentes grupos cívicos religiosos deportivos. Hay que
despertar nuestras conciencias, hay que rescatar desde lo más profundo de
nuestras miserias un aspecto inherente a la humanidad, ello señores se llama
SOLIDARIDAD.
No podemos olvidar que hay enfermedades que
están diezmando a gran parte de nuestros hermanos, amigos y conocidos. Hacemos
votos porque no enfrentemos estas calamidades, pero también debemos mantener
una conciencia solida y estable cuando dichas dolencias nos tocan o tocan a
nuestros cercanos, es ahí donde debemos dotarnos de las más poderosas de las
armas, solidaridad, el cariño, la alegría para acompañar al doliente.
Por lo menos seamos consecuentes con lo que
pregonamos que practicamos, no nos
dejemos seducir por el envanecimiento de
las luces y las voces del egoísmo de la
mediocridad mercantilista que a todo le pone precio y es por ello que a la fe
le antepone la falta de conciencia.
Seamos mejores con todas nuestra miseria
acuesta, demostremos que si, podemos hacer la diferencia
Y enfrentemos todos las enfermedades terminales
con demostraciones de afecto para nuestros amigos, hablemos mas del tema,
creemos conciencia, solo así podremos avanzar y no repetir esta triste
experiencia.
Que nuestros amigos sientan que no están solos
en sus luchas, seamos más humanos y recordemos a nuestro poeta:
Al fin de la batalla,
Y muerto el
combatiente,
vino hacia
él un hombre
Y le dijo:
“No mueras, te amo tanto”
Pero el
cadáver ¡hay! Siguió muriendo.
Cesar
Vallejo
HAY
HERMANOS, TODAVIA MUCHO QUE HACER…