viernes, 31 de mayo de 2013

Casi un Adios con Ofensa







Por Manuel Cunza


La generosidad, lo humano y solidario, se llamó Gaby Hayre, esa voz casi ronca se volvió melodía de esperanza y buena voluntad, en un evento de apoyo en el que pudieron estar, y debieron estar muchas voces, muchas palmas, muchos instrumentos musicales y mucho de muchas cosas. Pudieron y debieron estar tantas escuelas, academias y grupos de danza que dicen cultivar nuestro folklor. Pero nada de condolerse con el  calvario de un hombre que hace lo mismo que ellos hacen.
La noche del 25 de Mayo un grupo denominado Cesar Vallejo y algunos amigos llevaron a cabo un acto de solidaridad con un compatriota cuyo pecado fue difundir nuestra música andina, ejecutando el instrumento que conocemos como zampoña, nunca negó a nadie su concurso como zampoñista, nunca negó su participación en eventos musicales evocando nuestra serranía peruana. Sus pulmones siempre se inflaron con alegría para arrancar una bella melodía a ese instrumento de carrizo
José Alberto Ruiz es el nombre de este señor de las zampoñas, integrante del centro de Expresión Cultural Wayramarka, que hoy se debate entre la vida y la muerte víctima de una enfermedad terminal, su situación como humano es muy precaria, hoy espera la solidaridad de la comunidad peruana, aun más a sus hermanos de arte a quienes esperamos en el restaurant Estrellita del Sur, pero nos regalaron su ausencia, su indiferencia y vacio de sentimiento humano.

A pesar de la publicidad desplegada, a pesar de las voces clamando ayuda, las escuelas, las academias y los grupos folklóricos, nos regalaron su silencio e indiferencia. Aquellos que pregonan haber estado en Lincoln center de New York y tener formación académica, nos demostraron su  insensible frialdad ante el dolor humano. Claro toda regla tiene su excepción, esta vez fue el ballet Folklórico Perú.
Destacada la participación de los hermanos Poggi, y Ricardo Seclen, que hicieron de la noche la parte criolla como ellos saben hacerla. Luego sin pensarlo y tal vez sin conocerlo llego la voz del  excelente solista chalaco Carlos León, quien nos demostró  que la solidaridad es  una virtud que no todos poseen. Gracias muchas gracias, estuvo diciendo casi toda la noche la conductora de este evento Gaby Hayre, a quienes sin conocer a José Alberto Ruiz, entregaron  su voz, su arte y su espíritu solidario. Gracias a la empresa de los esposos Morales (Cesar y Flor) por enviarnos una canasta Gigante de sus productos Incas Food, para ser rifados, gracias a los esposos Tejada de Kearny.
Gracias a esos pocos de la muchedumbre en el salón de Estrellita, gracias a los hermanos Huanca, que a pesar de tantas facilidades brindadas, hacer además una donación en efectivo (eso se llama solidaridad) Al Dr. Carlos Tello por hacernos llegar su donativo, a algunos presentes por su espontaneo donativo.
Los relojes marcaban las 11.30 de la noche, cuando el silencio se apodero de todo el salón, es que ingresaba José Alberto Ruiz, el zampoñero lo hace inclemente,  cargando con el doloroso mal, ayudado por su familia y sus amigos, es la hora en que Gaby saca de su diccionario palabras que la pintan llena de sensibilidad, diciéndonos que la solidaridad no tiene color, no tiene raza ni ideología, ella (Gaby) en emotivas palabras pinto el dolor que podía estar en la misma puerta de todos.

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