Hace unos días se
interpusieron ideas de los líderes o caudillos, de nuestra comunidad, al
parecer las personas que atendían a esta discusión no tienen argumentos sólidos
de lo que significa en el campo mismo, estas acepciones gramaticales que son
diferenciadas por una práctica social, es decir por el trabajo que todo
dirigente por decir lo menos debiera tener para que se reconozca como tal.
Líder (Del Ingles
Leader, Guía) Persona a la que un grupo sigue reconociéndola como jefe u orientadora
(Diccionario de La Real Lengua Española)
Caudillo (Del Latín Capitellus) Hombre que, como cabeza, guía,
manda a la gente de guerra. Hombre que dirige algún gremio, comunidad o cuerpo
(Diccionario de la Real Lengua Española)
En la practica
social, el Líder o Caudillo, debiera ser una persona que logre que sus amigos,
socios u agremiados lo sigan en su cometido de hacer acciones para un bien común.
En el caso señalado se dieron hasta nombres y lamentablemente en la comunidad peruana
no tenemos lideres ni caudillos, solo tenemos algunos personajes que gozan de
las simpatías de muchos desinformados. Pueden ser carismáticos, agradables,
diligentes, pero no lideres ni caudillos.
De esta idea se
desprende naturalmente nuestra representaciones políticas que dicho sea de paso
ostenta un déficit escandaloso. Los escasos personajes que ostentan alguna
posición gremial o dirigencial, son personas que han conseguido alguna posición
en base a su esfuerzo propio y algunas escasas cualidades que los mantienen
ligeramente por encima del común denominador.
Si en estos
momentos hablamos de nuestra Concejal de Paterson, peruana de segunda
generación, la señora Mariza Davila, tendríamos que decir que es el primer
referente del liderazgo peruano, si es que este existe, porque no podemos
hablar de líderes ni liderazgo, si no tenemos organizaciones representativas y
en nuestra comunidad peruana solo tenemos a Peruvian Parade, que se encarga de
hacer el Desfile y festival peruano, a
muchas hermandades de orden eclesiástico que se disputan las glorias de
pequeñas procesiones anuales y una liga de viejos, con sorpresas juveniles en
el último verano. Entonces sentenciaríamos que todavía es más importante el
esfuerzo propio de la señora Davila y los pocos que la acompañan, en su
desempeño como la primera concejal de origen peruano.
El balance es ampliamente negativo, no tenemos
jóvenes aguerridos incursionando en política, el egoísmo y la miopía política
hace que cada personaje este preocupado por tomarse la foto antes que fomentar
obras de bien común, la cultura en nuestra comunidad suena a cliché, y si somos
justos habría que reconocer que un grupo de músicos y cantantes de nuestro
criollismo, música negra y danzas andinas, serian los únicos que se salvan de
las críticas a los diferentes segmentos de nuestra comunidad. Es que para los
que analizamos los diferentes movimientos de nuestra alicaída comunidad, y
solemos ser críticos y decir nuestros pareceres, a costa de enemistarnos con
quienes se creen los propietarios de la verdad.
Esta es nuestra interpretación básica, tomando sólo algunos elementos
que nos señalan claramente que somos todavía una comunidad en formación, con
representaciones políticas de dos partidos sumidos en el desprestigio y
corrupción en nuestra lejana patria, y sin ninguna alternativa próxima de
confluencia social de los peruanos en las diferentes competencias electorales.
Hace algunas semanas una compatriota nuestra postulo para ser miembro de la
junta de educación en Paterson, con un esfuerzo casi personal, pues fueron muy
pocos los que levantaron banderas con ella y lógicamente la derrota fue el
resultado de esta lid. Y estos episodios seguirán sucediendo si no ponemos las
barbas en remojo y levantamos organizaciones realmente representativas y
funcionales. Por ejemplo hace algunos días en una conversación amena se toco el
tema y las razones de la desaparición del Congreso Peruano Americano. Se podría
pedir información al respecto a sus últimos dirigentes, sin afán de
fiscalizarlos, buscar información y se me ocurre rescatar esta institución del
olvido a que fue condenada no solo por su dirigencia, también por las
instituciones y personajes asociados. Levantar o crear organizaciones con bases
democráticas y participativas, ese es el reto, para tener líderes y caudillos…
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