A pesar del tiempo y la distancia, a pesar de
nuestras críticas, y las de todos, siempre mantuviste una actitud serena, nunca
claudicaste, siempre construyendo como buen alfarero, siempre en tu reducto
impasible ante la adversidad, quienes no te conocieron no saben de tu grandeza, quienes te achacaron
el mote de amargado no supieron nunca de tus sonrisas con las juventudes que
soñaban con una patria linda y alegre, de tus caricias a los niños más
desprotegidos. Es que eras implacable en la denuncia, claro que te odiaban y si
acaso hasta ahora lo hacen, porque nunca te vendiste, no sabían que tenías la vena
de Mariátegui, del Che, de Heraud, de Luis de la Puente, de Fores Galindo, de Carlos Malpica. Eras uno
de los imprescindibles de la política y las luchas de nuestro pueblo, nos dejas
un gran vacío, pero también nos dejas tu ejemplo que es vital en el despertar
las conciencias dormidas, seguiremos compañero desde donde estemos, siguiendo
tu ejemplo de no claudicar, aunque nos cueste la vida, aportando por un Perú
más justo y solidario.
Páginas libres
se conduele con los tuyos y con todos los socialistas,
mariateguistas.
Se ha marchado el mejor de los hermanos mayores, aquel que quiso tanto a su
patria, lucho con sus ideas, martillo con sus denuncias, este nunca bajo los
brazos, pueden decir lo que quieran los traidores, cerraste las páginas de la
historia con gruesas lagrimas de acero, a ti compañero te pertenecen los ríos,
los pájaros y las flores. Descansa en paz viejo combatiente, seguramente allá
en el firmamento te espera un abrazo del Amauta
y todos los socialistas que se fueron dejando sus vidas por nuestro
ideal…
Carlos
Felice