lunes, 5 de mayo de 2014

Ilusionistas y golpes de Estado

  



Por CABE


La semana que pasó, dos conocidos columnistas, Aldo M y M Lauer, han lucido el 
“frac” de ilusionista en el gran circo de la política peruana. Al sacudir la varita mágica 
sobre el sombrero de mago de los medios, han sacado un conejo, Javier Diez Canseco, 
y una rata, Alan García, y nos quieren hacer creer que los dos personajes se parecen 
entre si como dos gotas de agua. Todo porque ambos apelaron a un recurso de amparo 
para protegerse del Congreso peruano.


El ilusionismo se cae

por todas partes cuando comparamos cada caso por separado. JDC, fue “castigado” 
por el Congreso, con la colaboración de los parlamentarios “nacionalistas” digitados 
por la propia Nadine Heredia, por el supuesto delito de pretender pasar una Ley que 
favorecía intereses económicos de su familia. El hecho nunca fue demostrado.
Por el contrario, se pudo demostrar que el proyecto de Ley que se intentó pasar era 
para beneficiar a muchos de trabajadores estafados con el cuento de la Bolsa de 
Valores, en la que sus acciones se cotizaban siempre a menor precio que las de los 
patrones. El que algunos familiares de JDC se encontraran entre los miles de 
trabajadores que podrían lograr un beneficio, no tendría por que ser juzgado como 
delito.Pero eso no lo entiende una derecha cleptócrata que se place en suponer que los 
demás son de su condición.

El recurso de amparo

que favoreció a JDC, ordenaba al Congreso rectificar su condena, cosa que nunca se 
puso en efecto por el fallecimiento del líder de izquierda. Debe destacarse en este 
punto, que JDC nunca evitó ser investigado, nunca evitó ser confrontado públicamente 
y estuvo siempre presente ante los canales de Televisión que lo entrevistaron 
inquisitorialmente sobre el hecho.
Fue el propio Congreso el que obvió la investigación. Con seguridad, ninguno de los 
congresistas que sancionó a Javier leyó el informe de la Comisión de Ética que lo 
juzgó. No es el caso de Alan García, que interpuso un recurso de amparo ante un poder 
judicial completamente corrupto y digitado por el APRA para impedir que sus 
declaraciones ante la Megacomisión, que lo 
involucraban en hechos delictivos, sean borradas y 
dejadas de tomarse en cuenta. O sea como para que 
esta vez en el mismo circo reaparezca un 
cantinflesco García diciendo: “No he dicho lo que 
he dicho, he dicho”.
Los columnistas “M”, el neoliberal Aldo, 
despedido del diario Correo por su pésima gestión 
empresarial, y el alanista Lauer, mienten, 
tergiversan y elaboran sofismas para juntar el barro 
maloliente y estiercolero de una charca de cerdos, 
de donde sale García, con la arcilla reluciente con 
la que se elaboran obras de arte, que es con la que 
estuvo modelado Diez Canseco.
Pero lo grave de todo, por si no se dio cuenta 
“cosito”, es que se ha producido un golpe de 
Estado en sus narices. El poder Judicial ha 
convertido al 
Legislativo en la última rueda del coche. El 
precedente que ha creado el fallo favorable a García, 
también abre la posibilidad de que se cualquier Ley 
favorable al pueblo pudiera ser declarada 
improcedente por un juez de manos pegajosas. Lo 
mismo podría suceder en el caso de que un presidente, 
que no sería el traidor Humala, diera una ley de 
nacionalización de recursos naturales, como el oro por 
ejemplo, un juez de medio pelo, de esos con tarifa 
conveniente que abundan en el sistema judicial 
peruano, podría emitir una resolución contra un 
decreto presidencial para anular al Ejecutivo en pleno.
Quedamos advertidos de cómo funciona la lucha 
de clases en el Perú.

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