Escribe Manuel
cunza
En estos casi
tres años pasados se han ingeniado muchas formas de procurar más ingresos y por
consiguiente mejores utilidades para aquellos que bajo la etiqueta
Restaurant-Peña, usando como ingredientes la voz, el arte y el talento de
nuestros interpretes a quienes se les humilla con míseras remuneraciones, que
ahora le llaman “bolo” (palabra que no tiene ninguna relación ni parentesco con
un pago) pero que significa en ese argot, un pago por participación artística o
interpretativa, que en realidad aquellos aceptan resignadamente.
Pero veamos el
fondo de esta manera de humillación a lo largo y ancho del estado de New Jersey,
existen bares y restaurantes de propiedad o regentados por compatriotas
peruanos que buscan lucrar más y más rápido, autodenominándose “Peñas
Criollas” o lugares de “Show Artísticos”
en los que nuestra música, nuestros interpretes de todo género y nuestros
músicos son el ingrediente para atraer una clientela(comensales o bohemios) que
en muchos casos o en días festivos (noches) abarrotan estos lugares en los que
el consumo de licor es abundante, igualmente la variedad y delicia de nuestra
cocina, son parte de un plan de fácil y rápido enriquecimiento.
Se anuncia la
presentación de tal o cual de nuestros interpretes que son el anzuelo para
atraer a una clientela que aumenta de acuerdo a la calidad de nuestros músicos
e intérpretes, cuya remuneración nunca guarda relación ni siquiera cercana con
los ingresos de la venta de una clientela que gusta de nuestra cultura musical.
El llamado bolo, más parece una humillante propina, más no una compensación a
la calidad, más bien un insulto y una humillación a todo lo que representa
nuestra peruanidad. Es decir más importante esla recaudación económica, que la
difusión de nuestro acervo musical.
Es común ver en
estos establecimientos a grupos de nuestros cultores jóvenes y/o añejos, a
quienes se les considera casuales clientes, a quienes se les invita
elegantemente a participar del show montado en el que a veces son más
aplaudidos que el mismo showman de turno, pero al momento del bolo se le regatea
para entregarle una suma que muchas veces se queda en el mismo local a cambio
de algunas copas de trago, con amistades o con quienes fungen de admiradores.
No importa la clase o el cartel que respalda a ese interprete, compositor o
ejecutor de lo que los peruanos tenemos con orgullo.
Claro no podemos
negar que muchos de nuestros compatriotas aficionados o profesionales de
nuestro arte, forman parte de un grueso
de desocupados (no sabemos por qué razón) y como tales son víctimas de la
ambición desmedida de de nuestros propios compatriotas empresarios. Es difícil
imaginar, como subsisten con esos míseros “bolos “que se les obliga a recibir.
Podemos suponer
que la mayoría de los comprometidos con nuestra cultura musical, lo hacen, como
decimos “por amor al arte” pero lamentablemente en este país no se puede vivir
del “amor al arte” por ello son presas fáciles de quienes amasan buenos
dividendos, con los que el arte les regala.
Muchos son los
locales de este lucrativo negocio unos más conocidos que otros, Elizabeth,
Newark, Kearny, Passaic y Paterson son los lugares a donde son llamados
nuestros artistas, y son en estos lugares donde más rápido han prosperado los
negocios gracias a la humillación de nuestra música. Distinguidas damas,
excelentes intérpretes, así como nuestros músicos y reconocidos ejecutores
(guitarristas y tecladistas) son mejores pagados por el aplauso del respetable,
más no por el “bolo” que significa un insulto a su necesidad y su talento.
Sabemos que hubo en el pasado, todavía cercano
una institución (unidos por el arte) que pretendía agrupar a estos
compatriotas, pero al final resulto der de total beneficio para un pequeño
grupo de “dirigentes”
Desde páginas
Libres no podemos ser indiferentes a
esta injusticia y no dudaremos en dar a conocer estos establecimientos donde se
cometen semejantes ofensas e injusticias contra nuestra cultura musical. Claro
está, que como en todo orden de cosas existen honrosas excepciones que también
daremos a conocer,
Esperamos así la
cooperación de este sector victimizado, prometiéndoles no callarnos, frente a
algunas represalias contra los que defienden sus derechos como peruano, como
artista y como exponente de nuestra cultura. Seguiremos en esta campaña de
reivindicación, ténganlo por seguro.
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