Por Raul Wiener
El no voto fujimorista en la decisión de aprobación del
informe sobre narcoindultos, luego de haber participado en el debate y haber
enviado señales contradictorias: Tubino traicionando su propia labor en la
Megacomisión; Becerril planteando que votarían a favor del informe; Chávez,
invocando el indulto para Fujimori, como si fuera el tema; revela que este
grupo más que cualquier otro está haciendo de este asunto una moneda de
negociación y que mantendrá su ambigüedad hasta el último momento.
En el gobierno anterior, fueron los naranjas los que
salvaron al gobierno en el tema de los petroaudios, luego que Raffo hiciera las
veces de gran fiscal en los interrogatorios a Del Castillo y otros ministros
apristas, para finalmente votar en contra del informe acusatorio dejando al
presidente de la comisión en desairada minoría. El oso panda fue en realidad el
Tubino de la vez anterior, quizás con más gracia y conchudez en sus virajes,
pero con el mismo principio de mantener engañados al resto con la apariencia de
investigadores implacables.
Pero ciertamente, lo más serio es lo que acaba de pasar
en el pleno. ¿Quería realmente Becerril votar por el informe y ayudar a poner a
García contra la pared, aunque solo fuera por el interés electoral de
despejarle la cancha a Keiko?, ¿estaba Chávez planteando un canje de favores
entre gobierno y fujimorismo por su propia iniciativa?, ¿recibieron todos los
de Fuerza Popular algún mensaje como el que llegó a la Tablet de Mulder de
parte de Alan García? Vaya uno a saber. Pero lo que era claro es que la banda K
calculó todos los detalles: que AGP resultaría acusado, que el APRA se aislaría
con solo siete votos, que tanto oficialismo como alanismo quedarían
dependientes de su voto.
En adelante, ciertamente, los votos naranjas serán
fundamentales para que la acusación avance, ya que de trece miembros de la
comisión acusadora, seis son de Gana Perú y sus aliados, o sea no hacen mayoría
suficiente como la que se expresó en el Pleno. En el camino, los abogados de
García han vuelto a su juez favorito para pedirle que esta vez se vaya contra
todo el Congreso. Es un atrevimiento bravo, pero se puede suponer fácilmente
que hay varios como el PPC-Iberico, Solidaridad, Unidad Regional y una parte
del fujimorismo, que ruegan que el juez Velásquez vuelva a sacar del foco los
temas de fondo y convierta otra vez la investigación sobre problemas de Estado
en un enredado entredicho entre poderes públicos.
Hace ya más de un año que García y su gente confirman que
no se pueden defender en los temas en los que se le señalan distintas
responsabilidades. De ahí la llora sobre las malas citaciones, las
conspiraciones conyugales, el intento por sacarlo de la carrera de las elecciones.
Cuando lo más fácil sería que dijera por qué indultó a tantos narcotraficantes
e hizo otras barbaridades.
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