domingo, 5 de julio de 2015

A la  memoria de
Jorge Pimentel Ganoza,  PIPO


Nos sorprendiste con tu súbita partida, el día anterior reíste con todos, como para que no recuerden tu amargura,  solo los que conocimos al que escondías tras tu forma de guapo pudimos disfrutar de toda tu alegría, tus ocurrencias y tus miles de historias, sobre todo la amistad franca que brindaste a este servidor. En nuestras tantas peleas
por nuestra terquedad, en los tantos consejos y en nuestras locuras y las viejas canciones que solíamos juntos escuchar, te acostaste con la virgen de media noche, y “yo no he visto a linda, se fue contigo” el ladrillo, ese que se encarceló en el tiempo de nuestras risas, sigue preso. Te voy a echar de menos, en nuestras miserias que compartíamos como riquezas, en las viejas calles en las que hoy solo caminan los recuerdos.

A la memoria de Fred Varas.


Despierte el alma dormida
avive el seso y contemple
como se pasa la vida
como se viene la muerte...
tan callando.

El recuerdo sigue libre,  las largas tertulias allá por los 90s. Las discusiones sobre Gonzales Prada y el politeama, Horas de Lucha y Páginas Libres, su empeño para que participara en la Peruvian, los desayunos con los entrañables, so pretexto de cambiar el mundo, con sus patas, Santillán, Cunza y Puertas, entre otros.  Discutiendo siempre y descubriendo las diferencias en apreciaciones personales, cada uno con su espacio.
Las múltiples veces que nos reunimos al borde de un café eterno que nunca terminábamos.La charla era riquísima. Tu crítica personal por mi radicalidad, sobre todo tu amistad. Todas esas cosas sólo son un recuerdo que pretendo mantener vivo para seguir en esto tan frágil y ya casi sin sentido. Pero es un deleite poder escribir estas líneas recordándote amigo.  Hasta siempre viejo, le diste dura batalla a ese flagelo que llaman cáncer, no es tuya la derrota Fred, no cabe en tu mirada, salúdame a nuestro poeta y a nuestro anarquista, por lo demás te prometo seguir metiéndome en problemas, escribiendo sobre las mismas miserias nuestras.

A la memoria de Amelia.

 Amelia García, te marchaste de madrugada, como despertando a todos con tu partida, la vieja Amelia, dueña de todas las aventuras y del eterno amor de Jalisco, tu compañero de toda la vida. Un  lujo para  este servidor haber compartido algunos momentos llenos de amistad sincera con esta dama, desde tantos tiempos que  renuncian al olvido, recibe estas letras a nombre de tus amigos de La Market, del Alianza, donde solíamos disfrutar de tu presencia, de todos los muchachos de antes. Te marchas, pero te quedas en la viejas calles, en las risas y en las alegrías.
“Levanta los pies, Amelia”





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