Por CABE
Las recientes
declaraciones del presidente Humala al diario El Pais, de España, aparecidas
también en La República, son francamente delirantes.
Revelan la
tipología del renegado. Reniega de los padres que le dieron la vida, reniega de
la formación izquierdista que recibió en su casa, reniega de los amigos de
izquierda (moderada) que lo ayudaron a llegar al gobierno.
También miente,
y eso no es más que una manera de redondear su actual configuración de renegado.
Miente Humala
cuando sostiene que los izquierdista que lo llevaron al gobierno no aguantaron
más que 6 meses y luego se pasaron a la derecha. ¿Quiere decir con esto, quer
Siomi Lerner y demás miembros izquierdistas de su gabinete “abandonaron” su
gobierno? ¿No fue acaso que fueron echados, por el propio Humala, para darle el
poder al cachaco Valdés, quien militarizó y ensangrentó Cajamarca?
Mofándose de la
izquierda, Humala, recuerda que “cuando llovía en Moscú acá salían con su
paraguas”. No deja de ser cierto, pero eso corresponde al viejo stalinismo que
no pinta a la totalidad de la izquierda, pues así como en la derecha hay
diferentes partidos, como el fujimorismo, el aprismo, el pepecismo, el
toledismo, los pepecausas, etc. en la izquierda también hay variantes y no se
les puede meter a todos en un solo saco, mucho menos proclamarse al margen de
esas corrientes, supuestamente superadas como si estas no correspondieran al
pensamiento variado y antagónico existente
en una sociedad de clases.
“Ni de derecha,
ni de izquierda, nuestra revolución es sinuosa”, decía en los 70 luego de
muchos tragos el borrachín dictador Morales Bermudez. Hoy Ollanta afirma que
“soy de abajo”.
Dice muy bien
quien se pone por debajo de los zapatos de los poderosos intereses económicos
que digitan la política peruana y que lo agarran a periódicazos cada vez que
quieren para que no toque las verdaderas riendas del poder.
Pero así como
permite que humillen a sus padres y a su esposa, Humala cree que va a permitir
que la derecha siga pisoteando al pueblo peruano. Eso está por verse. Conga
vuelve a poner en aprietos a su gobierno. Ya el pueblo de Cajamarca está
protegiendo sus lagunas y aunque el renegado Humala puensa militarizar la zona,
los derechos del pueblo no se ahogarán en sangre una vez más. Los ojos del
mundo entero están pendientes de lo que allí suceda
Conga no va,
don renegado.
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