sábado, 13 de julio de 2013

El Carisma de ‘Los inmortales’





Por Rosa Maria Contreras



Inmortal es algo o Alguien que permanece en el recuerdo.  Inmortales son, el conjunto de virtudes expresadas en la actitud de quiénes, apostando por la integración social, motivan a otros a abrazar esa parte oculta de su humanidad.

Conocemos por referencia a Luis Braille, creador del sistema de comunicación con puntos en alto relieve para ciegos, a Mozarth, quién aun perder la audición escribió partituras musicales que hoy se usan en la relajación. Recordarlos es alimentar el espíritu, y lo es más al hablar o escribir de quiénes, al  compartir el Pan de cada día, se perennizan en la memoria colectiva:
En el 96 se transfirió una panadería aquí Paterson. Dos de sus empleados, que ganaron el respeto del público por el trato amable que ofrecían, fueron despedidos al reducirse el personal. Se dejaron extrañar por su gente, quiénes los animaban a abrir otra panadería. Refiere Isaí Valencia: “Hugo Moreyra y yo conversamos seriamente. Unimos ideas, fuerzas, y acciones. Trazamos metas a mediano y largo plazo, desde esa primera reunión le pusimos ganas, y nos dijimos:  No moriremos de hambre,  porque nosotros ¡somos inmortales!”.

El desempleo es una realidad que desmoraliza; más, cuando lejos de casa la sutil indiferencia parece quebrar las defensas del cuerpo. La impotencia de retornar con las manos vacías plantea  revalorar y aplicar las sabias enseñanzas de la familia: “No fue fácil. Los primeros años pasamos dificultades, alegrías y carencias  que nos indujeron a perseverar. Coincidentemente, recibí una tarjeta de mi  hermana con la poesía NO TE RINDAS; emocionado, lloré agradecido por haber aprendido este oficio, el de la panadería. Fui  fui aprendiendo que todo en la vida tiene un precio.
Los inmortales abrieron sus puertas en julio del 97. Sus gestores, convencidos de poder revertir cada negativa en optimismo, iniciaron con poco y con los dos ambientes que aún conservan: uno para la venta de pan y productos de cocina, y otro con mesas para vender comida preparada. Recuerda Isaí: “Eran entre 10 a 12 horas  de trabajo. Necesitábamos estabilizarnos, para brillar con luz propia, la única forma de crecer fue trabajando más, y así lo logramos. Entonces éramos sólo 2 personas. Hoy, Edward Chiappa (pinocho), Eslín Jhon (batería), Walter Valencia (mercado) Matías Moreyra ((el blanquito),  Hugo Moreyra (eh), Lorenzo Rubio, Miguel Ramírez, Carlitos, Nestor, y yo (el cholito), somos el equipo que encuentra lo que busca: trabajar. 
 El local se renueva cada cierto tiempo conservando la raíz de su origen peruano-argentino. Cuando usted visita a Los inmortales, encuentra un ambiente de pueblo para el pueblo que acoge y recibe los pedidos y gratitudes de sus gentes. Expresa emocionado Hugo Moreyra: “Las imágenes de Fray Martín de Porres, el Sr. de los Milagros, y de equipos deportivos, como el de ‘Inmortales Club’ que alguna vez apoyamos aquí en New Jersey… las artesanías y banderas de diferentes países, como los polos que usted ve arriba  colgados, son regalos que las personas fueron  dejando”.
De aquéllos que ubicaron allí, un espacio donde respirar su mundo para reencontrarse con el todo y la nada de su humanidad. De quiénes, al desayunar, almorzar, ir de compras, o sentarse a tomar un café y escribir, sienten renacer el espíritu al recordar en ése ambiente familiar, al entrañable suelo peruano que un día decidieron dejar. “Ser cordial y comunicativo no cuesta. Hoy por hoy -continúa-  mi mayor ganancia son los millones de sonrisas que, entre bromas, consigo enrostrar en el  semblante  preocupado y tenso de las gentes”
Para Hugo, el público es su mejor maestro: “Una vez pregunté a un cliente peruano que tenía muchos problemas (gordito, bajito y trigueño él)  -Oye ché, qué hacés para estár siempre alegre?! Sereno me respondió: -Me lo tiro tódo a la espalda. Su respuesta fue como una cachetáda de ida y vuelta que me dejó sin habla. Desde ése día   procuro hacer lo mismo… es una forma de agradecerle a la vida”. 
Hugo e Isaí: experiencia y juventud complementadas, la dupla de actitudes positivas que desde hacen 16 años, superando límites de espacio y tiempo, transmiten la fortaleza y alegría que un día les brindó gente amiga. Orgullosos de generar otras fuentes laborales,  agradecidos saludan a la comunidad peruana en su día: Inmortalizarse es una tarea, es respuesta al don y carisma que al descubrirse, en libertad se capitaliza, invierte, y emplea.

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