Aunque medios peruanos intentan
poner el énfasis político en la nueva derrota de Ollanta Humala, al tumbar su
dama acabando los sueños de la reelección conyugal, o los fujimoristas de
plácemenes por la posible elección de Rolando Souza, conspícuo militante
naranja, al Tribunal Constitucional para que éste le facilite la libertad al
preso por ladrón y genocidio, lo cierto es que la realidad política del Perú se
tiene que medir ahora por el remezón social del 4 de Julio.
Por Carlos Bernales
Si bien en Lima, las fuerzas se dividieron entre
trabajadores que protestaban por las nuevas leyes laborales y estudiantes que
rechazan las nuevas leyes universitarias, lo cierto es que a pesar de que las
luchas debieran encontrar un punto de apoyo común, estas, sin embargo, se
lucieron como manifestaciones amplias por toda la ciudad. Un acontecimiento que
los medios de comunicación han intentado ocultar
En todo el país
Por encima de la intencionalidad de las
encuestas posteriores, en ellas aparece una doble lectura. La que propalan los
medios exigiendo una mayor derechización del gobierno de Humala y aquella en
que se revela que lo que mas cala en la protesta social es la desigualdad
persistente entre lo que ganan las grandes corporaciones representadas por sus
testaferros peruanos, (léase Roque Benavides, Tudela, Brescia, Romero,
Caferatta y demás yerbas), con ganancias de miles de millones de dólares que no
pagan impuestos, contra los salarios miserables y el pésimo funcionamiento de
los servicios sociales que cuestan a los contribuyentes como si vivieran en
Suiza a cambio de prestaciones comparadas con Biafra.
Desigualdad económica y racial
Es esta desigualdad en la que confluyen el racismo, como política de
Estado, el parasitismo de la burguesía testaferra peruana, la obsecuencia de
los políticos de derecha prestos al soborno y al entreguismo. Pero también está
la sumisión de la mayoría de grupos de la izquierda peruana que a cambio de
migajas de poder y un puestecito fijo, ponen a la deriva al movimiento popular.
En ese mismo estado se debe comprender a las organizaciones gremiales.
De otra manera no podría entenderse la actitud de la CGTP que, lejos
de encabezar las luchas de todos los trabajadores se relega a una débil
representación que debilita la demanda general. Es que, en términos generales,
la izquierda “rosa” y las organizaciones gremiales, en su mayoría, están
pagando el haberse sometido sin condiciones a la candidatura de Humala que siempre
dio signos de lo que sería su comportamiento actual.
El comportamiento de los sectores estudiantiles, exigiendo dirigir a
los trabajadores hacia una esteril confrontación con la policía ante la sede
del Congreso, no podía ser peor. Hacer cuestión de estado por el recorrido de
una marcha, no debiera provocar disenciones.
La izquierda: más de lo mismo
Es el apetito de poder, deseos de sumar poderes en aquello que
huachafamente se conoce como “correlaciones de fuerza” que están empezando a
aparecer, en la izquierda, ante la agenda electoral adelantada por la derecha y
especialmente por Alan García para poner cortinas de humo ante los descarados
actos de corrupción que cada día apestan más en el caso de los narco-indultos.
Eso y no otra cosa representa el llamado Frente Amplio de Izquierda
que nace básicamente con apetencia electoral.
Crisis de dirección
Lo visible es, pues, que mientras el movimiento político va por un
lado, los movimientos sociales aun no encuentran la fuerza política que las identifique.
Hace mas de 70 años, ante la barbarie que se venía encima con la segunda guerra
mundial, alguien señaló que la crisis de la humanidad es la falta de una
dirección política consecuente dispuesta al cambio.
Una verdad que es un retoimpostergable, que los pueblos tienen que
enfrentar para cambiar el mundo, antes que la barbarie capitalista lo destruya.
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