sábado, 13 de julio de 2013

LA REMEZÓN DEL 4 DE JULIO EN PERÚ








Aunque medios peruanos intentan poner el énfasis político en la nueva derrota de Ollanta Humala, al tumbar su dama acabando los sueños de la reelección conyugal, o los fujimoristas de plácemenes por la posible elección de Rolando Souza, conspícuo militante naranja, al Tribunal Constitucional para que éste le facilite la libertad al preso por ladrón y genocidio, lo cierto es que la realidad política del Perú se tiene que medir ahora por el remezón social del 4 de Julio.

Por Carlos Bernales


Si bien en Lima, las fuerzas se dividieron entre trabajadores que protestaban por las nuevas leyes laborales y estudiantes que rechazan las nuevas leyes universitarias, lo cierto es que a pesar de que las luchas debieran encontrar un punto de apoyo común, estas, sin embargo, se lucieron como manifestaciones amplias por toda la ciudad. Un acontecimiento que los medios de comunicación han intentado ocultar


En todo el país

Por encima de la intencionalidad de las encuestas posteriores, en ellas aparece una doble lectura. La que propalan los medios exigiendo una mayor derechización del gobierno de Humala y aquella en que se revela que lo que mas cala en la protesta social es la desigualdad persistente entre lo que ganan las grandes corporaciones representadas por sus testaferros peruanos, (léase Roque Benavides, Tudela, Brescia, Romero, Caferatta y demás yerbas), con ganancias de miles de millones de dólares que no pagan impuestos, contra los salarios miserables y el pésimo funcionamiento de los servicios sociales que cuestan a los contribuyentes como si vivieran en Suiza a cambio de prestaciones comparadas con Biafra.

Desigualdad económica y racial

Es esta desigualdad en la que confluyen el racismo, como política de Estado, el parasitismo de la burguesía testaferra peruana, la obsecuencia de los políticos de derecha prestos al soborno y al entreguismo. Pero también está la sumisión de la mayoría de grupos de la izquierda peruana que a cambio de migajas de poder y un puestecito fijo, ponen a la deriva al movimiento popular. En ese mismo estado se debe comprender a las organizaciones gremiales.
De otra manera no podría entenderse la actitud de la CGTP que, lejos de encabezar las luchas de todos los trabajadores se relega a una débil representación que debilita la demanda general. Es que, en términos generales, la izquierda “rosa” y las organizaciones gremiales, en su mayoría, están pagando el haberse sometido sin condiciones a la candidatura de Humala que siempre dio signos de lo que sería su comportamiento actual.
El comportamiento de los sectores estudiantiles, exigiendo dirigir a los trabajadores hacia una esteril confrontación con la policía ante la sede del Congreso, no podía ser peor. Hacer cuestión de estado por el recorrido de una marcha, no debiera provocar disenciones.

La izquierda: más de lo mismo

Es el apetito de poder, deseos de sumar poderes en aquello que huachafamente se conoce como “correlaciones de fuerza” que están empezando a aparecer, en la izquierda, ante la agenda electoral adelantada por la derecha y especialmente por Alan García para poner cortinas de humo ante los descarados actos de corrupción que cada día apestan más en el caso de los narco-indultos.
Eso y no otra cosa representa el llamado Frente Amplio de Izquierda que nace básicamente con apetencia electoral.

Crisis de dirección

Lo visible es, pues, que mientras el movimiento político va por un lado, los movimientos sociales aun no encuentran la fuerza política que las identifique. Hace mas de 70 años, ante la barbarie que se venía encima con la segunda guerra mundial, alguien señaló que la crisis de la humanidad es la falta de una dirección política consecuente dispuesta al cambio.
Una verdad que es un retoimpostergable, que los pueblos tienen que enfrentar para cambiar el mundo, antes que la barbarie capitalista lo destruya.
 

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