Por Rosa Maria Contreras
La entrevista
periodística, aquél mecanismo de preguntas cuyo fin es obtener
información sobre temas de interés general para difundirlo por un medio de
comunicación, es el eje de la relación trilateral entre Comunicación, Historia y Sociedad.
Estudiando periodismo, conocí el concepto
de aquello que como buena preguntona practiqué empíricamente desde niña, la
entrevista. Un día se invirtieron los roles y fui entrevistada por la página
Optimismo de un conocido diario en Lima Perú.
Sección semanal que, promoviendo a las
personas con discapacidad, inspiraban (e inspiran) seguir los pasos de su
autora, la señorita Carmen Silvia Pitot. Su leve deformación en las piernas,
notorio sólo cuando camina, es nada comparado a los éxitos que alcanzó como
periodista especializada en temas humanos.
Como en todo proceso de auténtica relación
bilateral definido por la libre disposición de dar y recibir, la entrevista
puede ser también -y me atrevo a afirmar que es, al momento de producirse-
fruto de la apertura, disponibilidad y acogida del entrevistado, unida a la
inquieta curiosidad, sencilla personalidad, y recatada insistencia del
investigador; cualidades que se
evidenciaron en ella.
Y de la que me percaté, al fluir
espontáneamente una callada y expresiva dualidad comunicativa, similar a una
relación entre alumna y profesora. Como estudiante del segundo ciclo, esa
mañana aprendí objetiva y experimentalmente,
lo importante de ser educados y atrevidos, genéricos y específicos,
humildes y elocuentes; y sobre todo
respetuosos y agradecidos con nuestros entrevistados.
Durante ese encuentro pedagógico
profesional con la señorita Pitot, tuve la agradable, segura, y novedosa
percepción de triunfar aún las dificultades. En la expresión alegre de mi
interlocutora leí un mensaje que me decía sin palabras: “Fíjate, yo pude. Tú también lo lograrás”.
Cuántas
veces en mi lecho familiar se moldeó igual reflexión sin efecto alguno. Ante el
testimonio vivo de una persona vencedora, el
rumor de las aguas se trasladaban a nuevas corrientes para permitir se refresquen las
riberas de mi vocación comunicacional, que se alimentó con valiosas experiencias
como ésta.
(No sé si por
identificación, empatía o disposición, esta entrevista fue guiando el camino de
mi formación profesional, acentuada -y sin haberlo notado- con la libre
disposición de laborar sin cansancio y avanzar aunque despacio: siendo, haciendo,
y creciendo con los pies bien puestos sobre la tierra).
La entrevista periodística, como primer paso en el proceso de
recolección informativa, yace implícita en toda noticia; así como el diálogo,
primer recurso de comunicación introspectiva, está presente de modo subyacente
en la humana conciencia.
Nadie se engañe con la hipótesis de que en el oportunismo encontrará la
plenitud personal o profesional; ésta se
conquista como al amigo con la lealtad, tras la diaria y desenmascarada
entrevista personal... cuando al mirarse en el espejo de la realidad
(constatando que todavía quedan cientos de situaciones por resolver o mejorar)
se elige escuchar y proceder según el mensaje de una conocida voz que repite
hasta la saciedad: “Si persistes una vez más… tú también lo lograrás”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario