San
Marcos se vistió de criollismo el último 31 de octubre. Y lo hizo por partida
doble: primero, en una clara y desafiante reivindicación por el cada vez menos
recordado Día de la Canción Criolla, y segundo por el homenaje a una de sus
figuras cumbres, don Oscar Avilés Arcos.
Precisamente en la fecha más esperada por
todo juglar del criollismo contemporáneo, don Oscar recibió la medalla de manos
del doctor Manuel Paredes Manrique, consagrándose así la distinción como Doctor
Honoris Causa, el más alto título académico que otorga esta cuatricentenaria
casa de estudios.
El restaurado Salón General de la vieja
Casona del Parque Universitario fue escenario de este acontecimiento académico,
que reunió a consagrados músicos e intérpretes del arte y la cultura nacional,
así como a autoridades universitarias, familiares y discípulos del célebre
guitarrista.
Nacido en el Callao hace 76 años, Oscar
Avilés inició su carrera artística a los 15 años alternando con el conjunto de
Rosa Ascoy, para después pasar a ser socio del Centro Musical «Felipe Pinglo».
Llamado también la Primera Guitarra del Perú,
en la década del 80 marcó el derrotero para la internacionalización de la
música peruana, primero en ritmo de festejo con Lucila Campos y Arturo «Zambo»
Cavero, y años después uniendo su arte con la de Alicia Maguiña, en una gran
cruzada que los llevó por diversos escenarios y plazas de Latinoamérica,
Estados Unidos y Europa.
El mayor reconocimiento internacional que ha recibido Avilés, está
plasmado sin duda en el homenaje que le tributó la OEA, cuando en sesión de
gala lo reconoció como Patrimonio Musical de América.
Cuando goza mi guitarra
Finalizado el acto protocolar, la reunión
devino en fiesta popular donde más de uno quiso expresar su saludo y afecto a
quien es considerado por la crítica una de las glorias vivas de nuestro acervo
cultural. Entre valses, interpretados por la peña sanmarquina, y rociado vino,
Avilés fue felicitado hasta por sus propios hijos, quienes también tuvieron que
sumarse a la fila y esperar su turno para la foto del recuerdo.
«Mi vida está hecha de
letras y de música... Muchas veces he tocado Cuando
llora mi guitarra, pero en este día de
imborrable felicidad debería tocar Cuando goza mi guitarra, porque a través de ella puedo expresar mis sentimientos, mis
inspiraciones y mi singular manera de crear y recrear», confesó Avilés con voz
contrita, al tiempo que añadía: «Con mucho orgullo declaro hoy, 31 de octubre
que soy un sanmarquino más.
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