martes, 26 de agosto de 2014

Respuesta a García




Por César Lévano


Alan García está en campaña. No en campaña electoral, porque las revelaciones de nuestro diario lo inhiben. Lo que está realizando es una guerra mediática de prensa, radio y televisión, con epicentro en El Comercio, Canal N y RPP. Es un síntoma de lo desesperado que está por nuestros informes que lo muestran como un impostor.
Dice el “doctor” García que nuestro matutino solo vende dos mil ejemplares. Entonces, ¿por qué se preocupa?
Su ancha campaña de prensa permite trazar un diagnóstico. Cada día es más evidente que García está detrás del asalto contra el diario que dirigíamos con el nombre de La Primera. Para ello empleó los buenos oficios de José Lolas, empresario textil antisindical, como lo ha denunciado la Federación Textil, y la complicidad de Rolando Breña, secretario general de Patria Roja.

Ha ocurrido que el engendro de esa pareja es rechazado por el público y no vende ni 500 ejemplares. Su fin era limpiar la imagen del doctor, para lo cual ha acallado todo dato sobre la verdad académica de “doctor” y “magíster” aprista. Allí, el dúo Lolas-Breña puede cantar: “no se oye, padre”.
Ha sostenido García, con desparpajo repulsivo, que somos un periódico pagado, mediante avisaje, por el gobierno. El “economista” García no sabe calcular. Conocido es que el Poder Ejecutivo gasta 300 millones de soles anuales en publicidad estatal. Nuestro diario no recibe ni el uno por ciento de esa suma.
La publicidad estatal puede ser un favor político, como lo saben los grandes medios de comunicación. Pero en muchos casos transmite información necesaria para la opinión pública y para el interés del propio gobierno. Los escribas del sistema, agentes del Apra y del poder económico, saben que esa es una verdad que no altera nuestra airosa independencia.
La demostración sobre la farsa actuada por García en cuanto a grados y títulos no solo confirma su ausencia de escrúpulos y la criolla irresponsabilidad con que se matriculó en universidades del Perú, Francia y España.
Alguna vez definimos a García como un hombre de palabra fácil y bolsillo acogedor.
Esa frase encierra, en apretada síntesis, la historia de un personaje que amerita, más que una biografía, un prontuario. El país no puede olvidar la serie de faenones que ha perpetrado contra la moral y el fisco. Ha dañado para siempre con su conducta las banderas que el Apra desplegó en sus días iniciales. ¡Cómo deben pesar en la conciencia de muchos apristas veteranos estas palabras de Víctor Raúl Haya de la Torre en el discurso del 8 de diciembre de 1931 en Trujillo!:
“Gobernar es conducir, es educar, es ejemplarizar, es redimir. Y eso no lo harán jamás quienes van al poder sin título moral, quienes carecen de la honradez de una  inspiración superior, quienes capturan al Estado como un botín de revancha.”
Educar, qué puede firmar al respecto el hombre que no estudiaba. El personaje que, con la complicidad de su ministro José Antonio Chang, vendió la sede del Ministerio de Educación, que estaba tasado en 63 millones y medio de dólares, en tan solo 13 millones de dólares. ¿No hubo coima de por medio? Lo cierto es que el ministerio tuvo que alojarse en espacios de la Biblioteca Nacional y del Museo de la Nación.
De paso, la subasta que dejó en el aire a ese ministerio se produjo por resolución ministerial de Chang del 13 de marzo de 2008, resolución que no se publicó, como exige la ley, en El Peruano.
El 30 de enero del 2013, Juan Sheput, dirigente de Perú Posible, publicó en Diario 16 estas líneas:
“Cuando García ganó las primeras elecciones, en su declaración jurada decía que él solamente tenía un reloj y vivía en un departamentito en Miraflores, pero que al final de su gobierno terminó viviendo en Chacarilla, una residencia hoy día valorizada en cuatro millones de dólares y a la vez con casas de playa en Naplo.
“Luego se marcha al exilio y se compra un departamento en París y también propiedades en Colombia. Regresa del exilio y vende una casa de playa que no había puesto en su declaración jurada y nadie dice nada. Y ahora vive en Las Casuarinas y maneja un auto de más de US$ 100 000.”
El historial negro del líder aprista da para muchas páginas de vergüenza. Por ejemplo, la venta del terreno de la aviación civil en Collique, rematado a precio de ganga, cuando Enrique Cornejo era ministro de Vivienda. ¿No hubo coima?
El caso de los petroaudios, que abarcó a Jorge del Castillo y del que desaparecieron valiosas pruebas, se alinea en el conjunto de actos de una pandilla cuyo jefe era García.
El escándalo de las absoluciones y conmutaciones de penas a delincuentes peligrosos y narcotraficantes reincidentes, estuvo, según García, consultado personalmente con Dios (¡!). ¿Fijó el Supremo Hacedor la tarifa de las coimas?
El expresidente padece el desenfreno del dinero. No conoce ahí límites de interés nacional o social. Entre la patria y la plata, se sabe para dónde tira.
Cabe recordar que tuvo la intención de vender parte de la isla San Lorenzo, quizá a una empresa de Chile. El 23 de octubre del 2009, la Asociación de Oficiales Generales y Almirantes del Perú denunció ese atentado, y lo impidió.
Otra hazaña que conviene recordar es que también programó la venta de parte del cuartel general del Ejército, a lo mejor para que una inmobiliaria extranjera instalara allí oficinas suntuosas y sofisticados aparatos de espionaje.
Falta mucho por esclarecer en el periplo moral del político que pretende dañarnos, ya que no ha podido silenciarnos.

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