lunes, 6 de julio de 2015

Los que cortan el jamón

Los nuevos zánganos, hijos de la vieja oligarquía, parasitan con las finanzas y el extractivismo, son de izquierda a derecha Dionisio Romero Paoletti de Credicorp, Eduardo Hocschild de Hocschild Mining, Carlos Rodríguez Pastor de Intercorp, Eduardo Torres Llosa del BBVA y Guillermo Garrido Lecca de Pacífico Peruano Suiza.
Por Cabe
La reciente información de que Perú ha debido importar 27 mil toneladas de papa a un costo de casi un dólar por kilo, da muestra de lo inútil, incompetente e incapaz que es la clase gobernante del Perú. Esos que, según el dicho popular, son “los que cortan el jamón”.
¿Cómo es posible que el país que “inventó” las papas tenga una clase tan papanatas?
Lla información anterior, explica las causas por las que el Perú avanza a una nueva recesión peor de la que hubo durante el fujimontesinismo, a fines de los años 90.


Es que, precisamente, bajo el sistema que se implantó y expandió por la Constitución del 92, el Perú ha retrocedido 500 años, cuando la invasión de los conquistadores españoles, significó la conversión de un territorio maravillosamente agrícola en una colonia minera.
Con el tiempo, bajo la era republicana, la economía fue desarrollando aunque de manera incipiente en el Perú una industria que hasta cierto punto satisfacía el mercado interno con productos para uso doméstico y electrodoméstico. Se ensamblaban camiones, autos, maquinaria, había parques industriales en las más importantes capitales del país. Hasta que...

El fujimontesinismo
Al reducir los aranceles para favorecer las importaciones, liquidó esas industrias y para conformar a la clase emergente que se desarrollaba en ese proceso industrial, les regaló el Perú para que esta clase lo concesionara a corporaciones extranjeras ávidas para usar nuestras materias primas en sus florecientes industrias que concurrían a nuevos mercados.
La otrora incipiente clase industrial incursionó de esta manera en la zanganería de sus antecesores. Desde sus hamacas hacían contratos y recibían jugosos dividendos, especialmente en el rubro de la minería, en tanto que la industria agropecuaria, basada también en la entrega de enormes extensiones de tierras de cultivo para productos de exportación, como los espárragos del que Perú es hoy el principal exportador en el mundo. Pero para beneficio de corporaciones extranjeras.
En el rubro de servicios, Fujimori desapareció, por ejemplo, la marina mercante, y quebró los astilleros SIMA, que habían alcanzado un buen nivel en la fabricación de buques de gran tonelaje.


Con ello, apareció la concesión de Puertos, entre ellos el de Paita, el segundo puerto más importante del Perú, a cambio de una participación del 2% de utilidades que deja la empresa Terminales Portuarios Euroandinos que, como todo lo actuado por el pasado gobierno aprista, involucra un enorme escándalo de corrupción porque el gobierno de Alan García negoció con una empresa “fantasma” no inscrita en Registros Públicos y que apenas aparecía como iniciada con $500.00 (Quinientos dólares) de capital.

El fantasma de la recesión
Hoy toca las puertas, la inflación ya sobrepasa el 3% anual y las perspectivas no son nada favorables en tanto la clase gobernante no da, nunca lo dará, el paso para convertirse en clase empresarial-industrial para aprovechar los enormes recursos del país.
Además que resultaron ser ellos el verdadero “perro del hortelano”, puesto que incapaces de dar un paso al progreso impiden que surja en el Perú quienes lo den en vez de ellos.
Es por eso que sus “universidades” no pasan de la mediocridad. La educación en el Perú anda por los suelos, porque como no existe un proyecto de desarrollo nacional, la educación, carente de recursos pedagógicos se desploma cada vez más. Incluyendo en las caras y ostentosas universidades que esconden el lucro que generan a sus propietarios, como César Acuña Peralta, dueño de la Universidad César Vallejo, quien se ufana de no haber leído nunca un libro.
Otro caso escandaloso es el de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega cuyo rector, Luis Cervantes Liñán, percibe como propietario de esa casa de estudios el sueldo de 2 millones de soles... ¡mensuales! Por si fuera poco ya se apropió de 200 millones de las arcas de esa institución.
Pero así está la cosa en las universidades peruanas, si hasta Alan García que no tiene doctorado, dirige un postgrado doctoral en la USMP, nada menos que en el área de gobernabilidad... jajajaja... ¡Mejor reir que llorar!
“Donde se pone el dedo salta la pus”, decía hace 100 años Manuel González Prada, refiriéndose al Perú.

Zanganería y parasitismo
No cabe, por eso, la menor duda que el sistema económico profundizado desde el fujimontesinismo, el capitalismo neoliberal, tiene la forma de la más repugnante corrupción al que, en el caso peruano se debe añadir la zanganería y parasitismo criminal de la clase gobernante.
Eso explica porqué, en vez de ponerse a trabajar e invertir en industrias los cuantiosos capitales ganados en los últimos diez años, hoy quieran mantener e incrementar sus fortunas afectando el ingreso ya magro de por sí, de los trabajadores. La llamada Ley Pulpín era por eso, para producir una mano de obra más barata, como empujar a nuestros jóvenes a la mendicidad.
Los cuatro paquetes de flexibilización, ya dados por el gobierno de Humala, apuntan a lo mismo, la mayor flexibilización del trabajo, es decir anular definitivamente la jornada de 8 horas, la flexibilización de los compromisos sociales, es decir arrebatar a las poblaciones nativas sus territorios para explotar las riquezas naturales donde las hubiere, la flexibilización de las leyes de protección ambiental, que equivalen a la destrucción del país y de la vida agrícola y por último, la flexibilización del derecho a la vida, es decir el derecho a militarizar el país imponiendo un estado superrepresivo, que es lo último que busca el gobierno al reclamar facultades extraordinarias con la excusa de favorecer las inversiones, es decir los ingresos de la clase churreta que gobierna el Perú.

No. No hay duda
Esa clase gobernante no va a cambiar al Perú para mejorar nuestras condiciones de vida, Tampoco se les puede cambiar a ellos. Lo que se debiera hacer es sacarlos definitivamente del gobierno... pero, ellos aun tienen la sartén por el mango. En las elecciones el pueblo hace notar sus desición de cambio pero por más que los votos no favorecen a sus partidos ellos permanecen en el poder. Como ha pasado con Humala al que el pueblo eligió por sus promesas de Gran Transformación promesa que desde el gobierno fue perdiendo letras hasta convertirse en la Gran Traición.
Lo peor del caso es que parece no haber escapatoria. Las elecciones generales que se avecinan tienen nuevamente como candidatos a los mismos personajes que han vuelto la corrupción en el pan de cada día: Alan García, Keiko Fujimori, PPK, presumen de ser los favoritos para ganar las próximas elecciones. Cada cual se da maña para parecer favoritos de las encuestadoras que bailan al son de quien les pone el billete.


¿Habrá alternativas?
Tal vez no en lo inmediato desde las perspectivas electorales, pero el pueblo ya aprendió que sin luchas nada se consigue. Es más, el pueblo peruano no está derrotado en la confrontación social contra los dueños del poder. El Arequipazo contra Toledo, el Baguazo, contra Alan García, el Congazo, Tía maría, la derogatoria de la Ley Pulpín, etc. son hitos victoriosos en la resistencia que opone el trabajador pueblo peruano a los planes de las corporaciones de la que los gobernantes peruanos son simplemente testaferros.
En todo caso, el debate está abierto y desde el exterior toca a los peruanos, que salimos por millones, precisamente desde la era fujimontesinista, tener consciencia de lo que ocurre en el Perú.
Después de todo, nuestras remesas son las que paran la olla de millones de hogares en Perú, y siendo que tenemos el derecho a votar en el extranjero, tenemos la obligación de no confundirnos a la hora de elegir, sabiendo que si no hay una plancha de candidatos que colmen nuestras espectativas, queda el voto viciado, como forma de exigir candidatos que si reflejen las necesidades del pueblo peruano.

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