lunes, 30 de noviembre de 2015

CIRO ALEGRIA

CIRO ALEGRÍA BAZÁN, más conocido como Ciro Alegría (Sartimbamba, departamento de La Libertad, 4 de noviembre de 1902 - Chaclacayo, 17 de febrero de 1967) fue un escritor, político y periodista peruano. Es uno de los máximos representantes de la narrativa indigenista, marcada por la creciente conciencia sobre el problema de la opresión indígena y por el afán de dar a conocer esta situación, cuyas obras representativas son las llamadas “novelas de la tierra”.
En ese sentido es autor de las siguientes novelas: La serpiente de oro (1935), Los perros hambrientos (1939) y El mundo es ancho y ajeno (1941), su obra cumbre y una de las novelas más notables de la literatura hispanoamericana, con numerosas ediciones y traducida a muchos idiomas.


 UN POEMA DEDICADO A TITe admiro
Te admiro al conocerte,
te conozco al verte,
te veo al saber de ti,
de ti lo sé todo,
lo sé todo por mis sentimientos,
mis sentimientos crecen gracias a ti.

Tus letras son melodías,
me tranquilizan el alma y la mente,
tu musa es notable,
tan notable como para crear maravillas.

Te describes en tus anécdotas,
te reflejas en tus hechos,
eres sabio como inteligente,
creativo como un toque de arco iris.

Eres tan patriota como los colores rojo y blanco,
ayudaste a mi patria y a mi ser,
aprendiste a amar creando versos,
defendiste a los humildes,
me enseñaste a siempre querer mas,
a querer ser como tú,
te admiro.

EL POEMA INACABABLE

Como el pulso en mi mano estás en mí,
como este movimiento en mi mano que ondula y mi aptitud
de ver en la mirada.

Mas te oigo con la yema de mis dedos,
y mi cuerpo es lo bronco en el dúo arterial de nuestros cuerpos.
Yo dejé mi pasado entre cactus y cerros magueyes de angustia
y ahora estoy aquí- rendido- igual que un animal extraño.
¿Y tú? Si pudiera decirlo yo diría que vienes
como pulpa de noche, agitada por raras convulsiones eléctricas.
Y ahora, ambos a dos, aquí, en la palma de Dios
o solamente en la
quiromántica palma de la Vida.
Ambos a dos, aquí, abrochados de angustia por espacios ignotos
donde en el fondo, acaso, están llorando niños.
Ya no contamos nada. Ni siquiera alegrias ni lágrimas.
Es una queja alegre ésta del “da y toma” de las mayores ansias.

Yo voy a ti, pirata.
Y ven tú a mí, saquéame!...
...hasta la fiebre y el cansancio y la desesperación y
la caída.
Naufragamos en islas de soledad.
Perdidos, sordos y yertos al clamor lejano,
estiramos los brazos vanamente, tratando de encontrarnos...







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