Es importante
reparar en estas nuevas promociones de jóvenes que van tomando su espacio en un
país donde sus padres hicieron grandes esfuerzos por su desarrollo.
Es necesario
tomar conciencia que estamos frente a un evento que año tras año va cobrando más
fuerza, los jóvenes hijos de nuestros compatriotas, los hijos de los
inmigrantes peruanos que obtienen un título profesional en este país, es el
corolario de un largo camino, desde los primeros peruanos que llegaron al Nort
Este de Los Estados Unidos, desde los pioneros, desde ese grupo de surquillanos
en su mayoría que llego en los años cincuenta y sesenta del siglo pasado. En la
lejanía de esos años, que lejos estaban esos hombres y mujeres que decidieron
salir de la pobreza de un Perú que les negaba la oportunidad de progreso y
desarrollo y que en un país extraño y frio, encontrarían y lo adoptarían como
propio.
Esta nuestra
comunidad peruana que a veces parece tan difícil de comprender, es como
cualquier otra con sus prioridades y desganos, esta nuestra comunidad puede
mirar al cielo y llenarse de esperanza porque nuestros hijos están logrando
rápidamente insertarse en la vida productiva de este su país, donde nacieron y,
o crecieron y forman parte de esta gran economía mundial. En hora buena, para
todos estos jóvenes y sobre todo para sus padres, que son los grandes ganadores
de la vida, porque los triunfos de los hijos tienen un sabor superior a los
propios. Es decir valió la pena el esfuerzo, valió la pena horas de frio y de
lucha incesante, valió la pena más de una humillación en el día a día, valió la
pena crecer de a poquitos, para que nuestros hijos y los hijos de ellos sean
lideres de una comunidad pujante y que poco a poco va tomando su espacio junto
con otras comunidades hermanas, y van siendo componentes vivas de la gran
comunidad latina de la unión americana. A todos los padres que ven coronar sus
esfuerzos en estos títulos profesionales, a todos estos jóvenes que han logrado
la satisfacción de sentir el orgullo de sus padres y conseguir las metas trazadas,
otras metas se abren como abanicos multicolores, otros sueños mayores los
aguardan y los padres se regocijaran con los logros de sus hijos y podrán esbozar
una sonrisa de satisfacción por el deber cumplido.
Desde esta
humilde redacción felicitamos a todos y cada uno de los padres y a todos y cada
uno de estos jóvenes que emprenden un nuevo camino en una sociedad de
competencia. Nuestras sinceras felicitaciones y nuestra admiración constante
para el esfuerzo brindado al engrandecimiento de la herencia peruana.
Estamos frente a
un acontecimiento que se repite año tras año, y es de los más importantes de la
vida de las familias que forman nuestra comunidad. Estamos ante el momento de explosión
personal de muchos jóvenes que año a año logran su cometido y son la sabia que
trae consigo nuevos horizontes para el desarrollo personal y familiar. Estamos
ante los momentos definitorios de las vidas de muchos compatriotas, nuestro
aliento constante y que se tracen nuevas metas para el orgullo de sus padres,
los propios y de sus familiares y de todo una comunidad ávida de triunfos
personales y grupales.
No queremos dejar
pasar la oportunidad para felicitar a los padres de familia por la celebración
de su día. Un caluroso y efusivo abrazo
para todos nuestros padres, hermanos y amigos que se entablaron en dura lucha
para sacar adelante a su familia. Nuestras muestras de aprecio para todos
nuestros lectores y amigos que han hecho de la paternidad su razón de vida.
Muchas felicidades para todos, y para nuestros padres que partieron una mirada
al cielo y la alegría de ser sus dignos herederos FELIZ DIA PAPA.
¡Hay hermanos todavía,
mucho que hacer!
Cesar Vallejo.
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