Por Cabe
LOS
TRES MENSAJES
Poco antes del mensaje presidencial del 28 de julio, la derecha peruana
agarró a periodicazos, a un tímido y cobarde Humala, para impedir que éste se
saliera una coma de la hoja de ruta aprobada por la Confiep y para que prosiga,
como ex-perrito rabioso finalmente domesticado, alcanzándole el palito a sus
patrones.
Los medios que se preguntaban si habría sorpresas chavistas, fueron de
inmediato respondidos por el Primer Ministro en e sentido de que todo seguiría
igual y que el presidente ya tiene las manos hinchadas porque cada vez que
intenta tomar los controles es interrumpido por los manotazos de Castilla, el
ministro de economía que fue quien, tal como ya se ha informado, estuvo a cargo
de redactar el mensaje que Humala leyó, y que hubiera sacado cero en exámen de
lectura.
Mensaje de Fujimori
Casi en simultáneo al presidente, se escuchó un mensaje desde la
prisión dorada emitido por el exdictador, Fujimori, aplaudido por los medios a
su servicio, como RPP, en el que se atribuye supuestos éxitos económicos que,
para el pueblo, queda en anuncios y en papeles, pero no en dinero que le llegue
a los bolsillos. El mensaje del preso por ladrón y asesino, tenía la fuerza de
quienes, como la Confiep y la SNM, no desean que las cosas se muevan de donde están
y que concretan un sistema que solo da frutos a una burguesía mediocre que hace
mucho optó por vivir de las migajas, (de oro, por supuesto, pero oro al fin y
al cabo), que le proporcionan las grandes corporaciones capitalistas que son
las que verdaderamente cortan el jamón en el Perú.
Con mucha razón, en su “mensaje a la nación”, Fujimori exige
pleitesía, porque es el Estado hecho a su imagen y semejanza de mafioso y la
Constitución del 92, redactada en la salita del SIN por el propio Vladimiro
Montesinos, la que alegra el alma de la derecha que supone falsamente que su
felicidad es la que alegra al pueblo.
Por eso, para muchos comentaristas, el verdadero mensaje que se
escuchó con fuerza no fue el trasmitido desde el Congreso sinó el que se salió
desde la dorada prisión de la DIROES.
El pesimismo empresarial
Sin embargo, la fuerza optimista que tanto Humala como Fujimori
pretendieron insuflarle al país, respecto a lo que ellos llaman “manejo
económico” y que no es más que ver pasar un “drone” a la distancia, se ha
transformado en una congelada sonrisa, puesto que quienes verdaderamente
dirigen nuestra economía y que no operan en el Perú sino desde Washington DC,
sede de las oficinas centrales del FMI, el Banco Mundial, el BID y la Casa
Blanca, verdaderos operadores de la economía mundial de la que Perú es apenas
una provincia, hoy afirman que el modelo económico neoliberal que se hunde en
Europa, Japón y el propio EEUU, empieza a quebrarse en economías que, como
Brasil, o Perú, tuvieron cifras extraordinarias de crecimiento.
En el
Perú, Pedro Gamio, ex-viceministro de Energía y Minas, ya empezó a poner el
parche advirtiendo sin tapujos, “Hay una urgencia de aplicar toda la
inteligencia al proyecto país principalmente ahora que viene disminuyendo el
precio de los materias primas, especialmente de los minerales y además, porque
se está cerrando el ciclo expansivo tan largo que hemos tenido. Por eso tenemos
que hacer todo lo que sea posible para estar preparados ante un período de
vacas flacas”.
Tales declaraciones no hacen sino revelar la ceguera social que
padecen quienes dirigen el Estado peruano, porque legítimamente el pueblo puede
preguntarse de qué “vacas gordas” nos hablan si para nosotros las “vacas
flacas” son una perpetuidad. Empero, no cabe duda que la advertencia queda
clara, puesto que se refuerzan todas las movilizaciones para exigir que el
crecimiento que se traduce en enormes utilidades alcanzadas por las grandes
corporaciones se expresen en tributaciones y en mejoras salariales que posibiliten
que el pueblo peruano participe de tales “vacas gordas”.
El mensaje de los jóvenes
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