Por Rosa Maria Contreras
|
Saberse en
desventaja para realizar las actividades, suscita diversas reacciones que se
expresan según cada personalidad, y se manifiestan en tres etapas: de Negación,
Aceptación, y Resignación. Hablemos hoy del primer momento por el que pasa toda
Persona con discapacidad congénita, heredada o adquirida; de la Negación:
Se encuentra en el
tiempo de absurda lucha entre pensamientos y emociones que le impiden discernir
con coherencia. Como amuleto mental la pregunta “¿y a mí por qué” nunca
encuentra respuestas liberadoras. Aun desconoce la efectividad del “¿y a mí
para qué?”. Niega su presente, y al
re-negarlo se pone de mal genio.
Se resiste a la
realidad y culpa a otros de su “desgracia”. Se limita a comparar el pasado con
el presente, que le impiden avisorar el futuro. Da rienda suelta a pensamientos
de inutilidad, y es auto generador de adrenalina que ataca su sistema
óseo-muscular al punto de disminuir sus defensas y fortaleza externa.
¿Están las
estructuras sociales del mundo preparadas para instruir a la gente sobre cómmo
adaptarse y superarse de una discapacidad? ¿Cuentan con un adecuado personal
que planifique e incluya en sus proyectos, respuestas a las reales necesidades
humanas? ¿Difunden sus planes y
proyectos, hacia todos los sectores sociales?
Hay países que
enrostran su labor con leyes que especifican atender ¡ya! a las necesidades
materiales, gracias a la alta atecnología. A simple vista, parece ser que todos
tienen de todo… donde nadie requiere de nadie; limitándose así la posibilidad
de intercambiar experiencias humanas. De contraste, en países subdesarrollados
emergen, entre el hambre e incertidumbre, la solidaridad, comprensión y unidad,
arraigados en costumbres ancestrales: La disparidad de bienes humanos y
tecnológicos entre continentes es sorprendente.
Que las leyes externas no sean arma de
doble filo para la conciencia. Que el deseo de compañerismo e igualdad,
continúen siendo prioritaria necesidad de fortalecimiento implícito en toda
persona, (aunque no estén consientes de ello) ya que es el único medio capaz de
cimentar las bases de una vida plena en el futuro, cercano.
La discapacidad en
el mundo, es una realidad de la que nadie escapa. Urge responsabilidad
preventiva para entenderla, decisión inmediata para considerarla, y acogida
para aprender a convivir con ella. La sabiduría de los años, la firmeza de
pensamiento ágil, y la actitud de cambio brindan la certeza de estar pisando la
tierra prometida: Seguir laborando para erradicar la cultura de la indolencia,
es respuesta clara al llamado de la conciencia.
De no encontrar al “especialista” que
induzca a superar una discapacidad (incluyendo al encierro discapacitante al
que muchas veces el sistema somete) es deber individual -más aun,
colectivo- dirigir la fiesta y cantar.
“Amigo, si aun no encontró el camino… hoy es el día para echar sus primeros
pasos, y hacer camino al andar”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario