El congresista de Solidaridad
Nacional, Michael Ortecho, realmente es para perder la fe en el ser humano.
Un hombre postrado a una silla
de ruedas que debiera estar sensibilizado al dolor y entender que su existencia
depende de la solidaridad y conmiseración de las personas que lo rodean,
debería saber que es lo que no debe hacerse.
En primer lugar mentir, especialmente mentir al electorado una imágen
de lástima para luego sacar de allí al lobo capaz de las peores crueldades.
Sobre todo organizándolas caseramente, como el caso de comprometer a su esposa
es el bandidaje que cada día de devela sin ambages.
El robo cometido contra el salario de sus empleados es grave. Pero más
grave es haber contratado personas para robarle al estado, la plata de todos
los peruanos, con premeditación y
alevosía.
Como si no fuera suficiente, este incalificable personaje, hace uso en
beneficio propio de 600 sillas de ruedas que debieron beneficiar a un número
equivalente de discapacitados. ¿Qué otros delitos más habrá en su conciencia?
Posiblemente muchos que tal vez no lleguen a saberse porque en el
Perú, la Justicia es ciega, sorda y descerebrada y así como se ha permitido decretar
la impunidad para el jefe político de Urtecho, el ex-alcalde Castañeda, alias
Comunicore”, o como está suavizando los delitos de Alan García, con el apoyo
masivo de los medios de comunicación hoy concentrados en los gangsteres
empresarios que los han casi monopolizado, así se corre el riesgo de que este
otorongo de la Patria, se salga con la suya y haga fehaciente el dicho que
conocen los pueblos de que la cárcel es sólo para los que roban gallinas, pero
no para los que roban millones.
Estaremos pendientes de lo que haga la Comisión de Etica del Congreso
y las autoridades Judiciales. Para eso, Páginas Libres se creo, para aunque sea
a la distancia, seguir atentos al acontecer de una Patria que nos duele cuando
ocurren esta clase de acontecimientos.
¡Ama Lluclla, Ama Sua, Urtecho!
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