Por Eduardo Gonzales Viaña.
Ningún país civilizado tiene una ley
semejante a la ley 30151. La barbarie de sus proyecciones la hace digna de
algún teocrático califato o de alguna perversa dictadura que creíamos ya
superada.
Antes, le tocó a Fidel Flores Vázquez.
Ahora vienen por usted.
Le hago recordar. Decenas de policías en
carros blindados se apostaron contra la casa de Fidel en Cajamarca. Todo lo que
él quería era defender su vivienda, el único bien de los suyos y estaba allí,
sobre el techo para defenderla. Él era uno solo, frente a la tropa policial y a
los matones civiles. ¡Un hombre solo!
Norbil, el policía que lo alcanzó, y todos
sus compañeros que lo ayudaron a ultimarlo, están en libertad, puesto que la
ley 30151 exime de responsabilidad penal al efectivo militar o policial que en
cumplimiento de su deber cause lesiones o muerte con su arma u otro medio de
defensa. A partir de ese dispositivo legal, un soldado o un policía pueden
herir o matar sin problemas. Basta que digan que estaban cumpliendo su deber.
Ningún país civilizado tiene una ley
semejante. La barbarie de sus proyecciones la hace digna de algún teocrático
califato o de alguna perversa dictadura que creíamos ya superada.
Hemos protestado contra ella, y nuestra
protesta se multiplicó en las redes sociales e incluso se hizo viral, pero los
diarios se ocupan ahora de otros temas, y poco a poco olvidan que el verdadero
origen de estos crímenes es la ley 30 151. El ministro y el presidente
supuestamente han llamado la atención a los perpetradores, pero no recuerdan
que aquellos actúan en virtud del dispositivo legal que les da impunidad.
Y usted también olvida, amigo lector. No
hay que esperar mucho. Entre Fidel, la semana pasada, y usted, o nosotros,
mañana, esta el caso del capitán Eliu Fuentes Ramos. Hoy día, el frente
policial de Puno publica una resolución imponiéndole seis días de suspensión
por “infracción leve”.
Tan excelente tirador como Norbil, el buen
Eliu atacó con disparos de perdigones al periodista Rudy Huallpa y le acertó en
la cara ocasionándole la pérdida del ojo izquierdo. Eso ocurrió hoy, pero solo
ha merecido unos pocos centímetros del texto en alguna página que usted no
leyó.
Y no es lo único. El juzgado penal de
Huancavelica acaba de eximir de culpa y de pena a los cuatro policías
involucrados en una represión que ocasionó tres muertos y decenas de heridos.
Usted dirá que los sucesos ocurrieron el
año pasado. Sin embargo, no se olvide que existe el principio legal de
retroactividad benigna, y que por lo tanto la ley 30151 es aplicable a favor de
los cuatro policías que atacaron y masacraron a los jóvenes estudiantes con
fusiles AKM y con puñales.
También es aplicable a los policías del
“Baguazo” quienes dispararon contra los indígenas que se habían levantado para
defender su derecho de propiedad así como las tierras, los bosques y los aires
de la Amazonía. Resulta increíble que, sin embargo, en nuestro país, se realice
el próximo mes, COP, una conferencia mundial sobre cambio climático
Como lo recuerda la Federación Ecuménica
para el desarrollo y la paz (FEDEPAZ), solo en lo que va de gobierno del
Presidente Ollanta Humala Tasso, 30 civiles (incluyendo dos menores de edad)
han perdido la vida como consecuencia de la actuación de las fuerzas del orden
en contextos de protesta social.
Como lo dice ese mismo organismo, el Estado
en lugar de atender la justas demandas de extensos sectores de la sociedad para
que se respete sus derechos fundamentales; lo que hace es instrumentalizar el
derecho penal para perseguirlos y buscar acallar sus protestas priorizando el
uso indiscriminado e irracional de la fuerza.
Es urgente exigir la derogatoria de la ley
30151. Si los medios periodísticos lo olvidan, recordémoslo nosotros. Usemos
los medios sociales. Reenviemos esta nota, y todas las que se escriban. Hágalo pronto, amigo lector, ahora que vienen
por usted.
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