La
posibilidad de que el Estado peruano adquiera la refinería La Pampilla, que
incluye alrededor de 300 grifos en todo el Perú y que ahora pertenecen a la
empresa petrolera española REPSOL, ha hecho que la derecha bruta y achorada de
Perú ponga el grito al cielo.
De acuerdo a estos, el Estado no debe intervenir en la economía porque
supuestamente ya demostró que es un organismo incompetente para los negocios.
Eso es
cierto. El Estado peruano ha demostrado incompetencia en el manejo de empresas
debido que los funcionarios estatales provienen en su mayoría precisamente de
la derecha misma. Acaso ¿no es cierto que tanto el Ministerio de Economía y el
Banco de la Reserva no están acaso administrados por funcionarios del PPC que constituyen la causa de la tranquilidad
que experimenta la derecha, desde que le torcieron el brazo a Humala para que
precisamente continúe la política neoliberal desatada por el fujimontesinismo?
El caso es
que producir un barril de petróleo en el Perú cuesta entre 9 a 12 dólares, pero
a pesar de que este barril se produce internamente, como ahora está en manos
privadas, se vende a precio de mercado mundial, a veces a casi $100.
De modo que
si el Estado sicerara los precios, los combustibles derivados del petróleo
rebajarían sus precios drásticamente. Eso es lo que le duele a esa derecha.
Sin embargo,
no todo es color de rosa. La Repsol, nunca hizo las inversiones y modernización
de La Pampilla y con la crisis que arrastra España ya es demasiado tarde para
que distraiga sus recursos en el Perú. Por eso la desesperación por vender.
Mientras la derecha peruana, hoy más chilenizada que nunca trata de ganar
tiempo para que la empresa estatal petrolera del país del Sur se apodere de esa
refinería y de los grifos.
¿Qué les parece?
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